prevenir insolación mayores

La insolación en ancianos es un problema que puede acarrear consecuencias mucho más graves que en edades previas, y debe prevenirse a toda costa para evitar males mayores. Hemos de tener en cuenta que, con la edad, la piel va adelgazando cada vez más. A ello hay que añadir que los sensores cutáneos comienzan a funcionar de manera distinta y más lenta, con lo que la temperatura corporal se hace mucho más baja, y esto dificulta el que las personas de edad avanzada puedan percibir el calor y sus amenazas como las percibimos los demás.

No obstante, el sol de verano, enemigo silencioso en tantas cosas como benefactor en otras con sus dones vitamínicos y su radiante luz, es algo que debe tratarse con cuidado. Los calores están llegando, y con ellos, las amenazas de una excesiva exposición solar.

Los golpes de calor afectan la salud de las personas mayores y en casos extremos pueden llegar a ser, incluso, factor de mortandad. Es por ello que debemos, primero, familiarizarnos con los posibles riesgos, y después, con la forma de prevenirlos. En ello va la salud de nuestros mayores.

Insolación y golpes de calor en ancianos

Las insolaciones y golpes de calor en ancianos son una de las mayores amenazas a la salud de la tercera edad cuando llegan los calores y la canícula. Las personas de edad avanzada, al igual que los enfermos crónicos, los que padecen sobrepeso o afecciones cardiovasculares, o los niños menores de 4 años, son más vulnerables al calor y sus ataques. Las formas en que se manifiestan las dañinas y perniciosas consecuencias de las insolaciones para la salud de la persona mayor, son muy variadas:

  • El golpe de calor propiamente dicho. Este puede llegar a ser causa de mortandad, por lo que es una de las principales alertas sobre la absoluta necesidad de prevenir la insolación en ancianos. Es la forma más grave de lesión calorífica, y sus síntomas son: sudores fríos, mareos, debilidad, confusión mental, náuseas y vómitos, mayor velocidad de los latidos cardíacos…
  • Síncope de calor. Es la pérdida temporal de consciencia por pérdida de flujo sanguíneo cerebral. Va parejo a la deshidratación y la pérdida de presión arterial.
  • Calambres por calor. Se dan a menudo en las personas que realizan actividades deportivas o físicas en condiciones de altas temperaturas ambientales. Se manifiesta con frecuencia en metalúrgicos, militares, deportistas, agricultores y trabajadores del campo… Pero también en personas mayores que hacen ejercicio al aire libre. Son contracturas intermitentes, breves y dolorosas, que afectan a aquellos grupos musculares que más se estén utilizando.
  • Colapso por calor. Agotamiento que se produce por falta de agua en el organismo. En las edades avanzada, el cuerpo está mucho más deshidratado de por sí, sobre todo si el anciano está en tratamiento diurético, razón por la cual es preciso tener especial cuidado a tales edades.

Es importante que sepamos detectar los signos de un golpe de calor o insolación en personas mayores para poder prevenir antes de que suceda y cuyas consecuencias pueden ser irreversibles.

Síntomas del golpe de calor en adultos mayores

  • Dolor de cabeza, mareos, náuseas y vómitos.
  • Debilidad y sensación de agotamiento.
  • Palpitaciones, pulso fuerte e irregular.
  • Sensación de sed, poca salivación.
  • Calambres musculares y escalofríos.
  • Piel seca, caliente y enrojecida.
  • Desorientación y confusión.
  • Respiración acelerada y ruidosa.
  • Temperatura corporal.

La mejor forma para no llegar a sufrir un golpe de calor o insolación es prevenirlo. Así, si estás al cuidado de una persona mayor, es importante protegerlo durante estos meses en los que el calor aprieta. Proporciónale agua, aunque no tenga sed para que se mantenga hidratada, utiliza aparatos de refrigeración en casa para que esté fresca durante el día y la noche, evita que salga fuera en las horas de más calor y suministra una dieta rica en frutas, verduras y líquidos.

Además, debemos estar atentos en los cambios que pueden tener a diario. Si está más cansado, no come bien… pueden ser síntomas del calor y las altas temperaturas que estas semanas sufrimos, sin llegar a ser golpe de calor pero que afectan a su salud igualmente.

¿Cómo evitar los golpes de calor en ancianos?

  • Beber abundante agua y líquidos: es importante beber agua, aunque no se tenga sed, como mínimo 6 vasos diarios. Además, se puede complementar con la ingesta de otros líquidos como pueden ser zumos, leche, sopas frías… En cualquier caso, no debemos sustituir o abusar de bebidas alcohólicas y/azucaradas, pues estas tienden a deshidratar más que a rehidratar.
  • Dieta ligera: incluir en estos meses más calurosos mayor ingesta de frutas y verduras además de gazpachos, ensaladas… que ayuden a rehidratar y a reponer sales en el organismo de la persona mayor.
  • Medicamentos: ser prudente en la ingesta ya que estos pueden contribuir muy negativamente a la temperatura corporal y nuestra resistencia al calor.
  • Usar ropa ligera, clara y transpirable.
  • Permanece el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados.
  • No exponerse al sol en las horas centrales del día cuando la temperatura es más elevada.
  • Vigilar la tensión arterial más a menudo.
  • No abusar de las bebidas con cafeína, azucaradas y con alcohol ya que hacen perder más líquido corporal.
  • Mantener las estancias de la casa frescas, aireadas y utilizar ventilador o aire acondicionado a temperatura suave.

¿Cómo actuar si se produce un golpe de calor?

Cuando una persona está sufriendo un golpe de calor, es importante actuar rápido y a tiempo para evitar que la situación sea más grave. Esto es lo que podemos hacer:

En primer lugar, debemos llamar a las asistencias sanitarias lo más rápidamente posible y seguir sus recomendaciones. Hasta que los servicios de emergencias acudan, debemos colocar a la persona afectada en un lugar fresco, en caso de encontrarse en el exterior a la sombra, y colocarla semisentada con la cabeza levantada para que pueda respirar bien. Si no se recupera o llega a perder el conocimiento, podemos tumbarla con las piernas flexionadas.

Aplicaremos paños o gasas húmedas sobre las muñecas o el cuello, con el fin de bajar la temperatura del cuerpo. Además, daremos agua fresca a pequeños sorbos para conseguir que se hidrate. Retiraremos el exceso de ropa.

Prevenir estas situaciones en ancianos es una obligación para poder seguir disfrutando de la vida, del verano y de un envejecimiento saludable. Son muchos los mayores de 65 años los que llegan a sufrir sus consecuencias, sobre todo en la época estival.

Si esto ocurre, hay que actuar lo más rápidamente posible y avisar a los servicios de urgencias.