Los tipos de demencias en ancianos son un tema que es necesario conocer para saber a qué nos estamos enfrentando cuando se dan este tipo de trastornos en nuestro entorno familiar. La demencia es una enfermedad degenerativa y progresiva del sistema cognitivo que influye en el habla, la memoria, el razonamiento, la comprensión y el control emocional.
En una sociedad cada vez más envejecida como la nuestra, los problemas asociados muchas veces en la tercera edad, como es la demencia en ancianos, son algo considerablemente extendido en determinados sectores de la población. En este primer tercio del siglo XXI, aparece como un problema sanitario a escala global que afecta a unos 50 millones de personas y que se triplicará en las próximas tres décadas.
La edad es de hecho un factor muy determinante en estos trastornos. Tanto es así que, entre los 70 y 79 años, su presencia es de un 3,2%, y más allá de los 80 años, avanza hasta un 10,8%. Del total de demencias, un 4% global son consideradas severas. En la mayoría de los casos, las enfermedades neurodegenerativas se caracterizan por un curso progresivo, lento y oculto, cuya detección temprana es fundamental para aplicar los tratamientos que ralenticen su progresión ya que, a día de hoy, es una enfermedad que no tiene cura.
El síndrome de la demencia senil se caracteriza en varios problemas graves a nivel cognitivo:
- Pérdida de memoria, tanto a corto como a medio y largo plazo: Es el síntoma más común en personas que muestran indicios de alzhéimer.
- Pérdida de otras facultades cognitivas superiores: tales como la capacidad resolutiva y de planificación, o la capacidad de realizar actividades cotidianas sencillas como vestirse, atarse los zapatos, confusiones, etc.… en las que son las personas del entorno quienes perciben y se dan cuenta de tales situaciones.
- Alteraciones del comportamiento. En este apartado concreto, la persona se vuelve más irritable e irrespetuosa, no sigue determinadas convenciones sociales incluso las más básicas, experimenta repentinos cambios de humor, tiende a aislarse socialmente, etc.
- Desorientación: dificultad de ubicarse en lugares. Suele manifestarse como deambular errático y tendencia a perderse, incluso en el mismo barrio o zona donde reside y que conoce.
- Trastornos en el lenguaje: encuentran dificultades para encontrar la palabra adecuada o cambian unas por otras y pueden darte tanto a la hora de hablar como de escribir.
Características y fases de la demencia senil en ancianos
Además, para serlo, los diversos tipos de demencias en personas ancianas deben presentar una serie de características que la definen como tal, a saber:
- Presentar un nivel de conciencia normal, sobre el que se van desarrollando las múltiples alteraciones.
- Tratarse de un síndrome adquirido, y no de un problema neurológico de carácter genético o innato.
- Persistir en el tiempo: es decir, ser de tipo crónico y no meramente pasajero.
- Afectar diversas funciones cognitivas, y a veces también motoras (como sucede en las demencias subcorticales o en las últimas fases del alzhéimer).
- Poseer un nivel de intensidad tal que afecte al funcionamiento personal, pero también en el entorno social, incluido el ámbito laboral y profesional.
- La demencia afecta a grupos de población de edad avanzada, y es más frecuente cuanto mayor es la edad: de hecho, y como ya hemos visto, la prevalencia de estos trastornos y patologías varía más que notoriamente según los grupos de edad, siendo a partir de los 80 años la etapa o el espectro de edad en que mayor presencia alcanza, según algunos estudios.
Si atendemos a las fases o estadios en los que la enfermedad se desarrolla, podemos identificar varias fases que se dan de manera progresiva y son aquellas por las que pasa un enfermo que padece demencia, como las que veremos a continuación:
Fase inicial: el enfermo presenta un deterioro cognitivo leve. Aparecen los primeros síntomas observables, como olvidar ciertas cosas o despistes puntuales y que no tienen por qué asociarse a ninguna enfermedad, sino que son signos propios de la edad. De cualquier modo, no estaría mal comenzar a realizar ciertos ejercicios de memoria para entrenar las funciones cognitivas.
En esta fase, pueden darse casos más evidentes unidos a episodios de desorientación, por lo que puede ser indicio de la enfermedad. La persona podrá cuidarse sola pero estos cambios en su día a día pueden provocar algún que otro problema, acudir al médico sería conveniente. En el día a día puede no ser capaz de recordar un nombre, ni los productos de la lista de la compra o realizar una simple operación matemática.
Fase intermedia: los síntomas son más evidentes, incluso se pueden apreciar cambios de carácter, en el estado de ánimo, pérdida de funciones motoras y de vocabulario. Se trata de una fase intermedia, en la que el afectado necesitará de la ayuda de otras personas para sus tareas cotidianas.
Fase grave: o severa, en la que el enfermo pasa a ser una persona dependiente, necesitando ayuda en todas las facetas de su vida cotidiana. Mostrará tanto dificultadas funcionales como intelectuales, no será capaz de reconocer a familiares, le costará comer por sí mismo y su capacidad de comunicarse será muy limitada o nula.
Tipos de demencia en ancianos
Los síntomas de los síndromes demenciales varían según los diversos tipos de demencia en ancianos. Por ejemplo:
- Enfermedad de alzhéimer. Se trata de una demencia neurodegenerativa de origen desconocido, que se caracteriza por la pérdida de memoria paulatina y continua. Afecta al resto de las facultades cognitivas superiores, hasta el punto de provocar la discapacidad del anciano o su pérdida de autonomía personal. Esta patología viene provocada por la rápida y anormal reproducción de placas neuríticas y ovillos de proteína beta-amiloide en torno a las neuronas, sobre estas y en su interior, de tal manera que entorpecen y destruyen gradualmente la actividad neurológica del sujeto. Las neuronas van siendo gradualmente destruidas en varias áreas del cerebro.
- Demencias frontotemporales. El declive de las facultades cognitivas de la persona afectada se produce de manera inadvertida y muy lentamente, con mucha mayor lentitud que, por ejemplo, en el alzhéimer. Estas demencias se han conocido tradicionalmente como enfermedad de Pick, pero la clasificación médica se está variando para incluirlas en un grupo más amplio. No son las demencias más frecuentes, pero es importante saber identificarlas, ya que difieren en una serie de rasgos característicos.
- Demencias subcorticales. De entre los tipos de demencias en ancianos, esta puede clasificarse en no pocas ocasiones como una patología intercurrente: es decir, de aquellas que concurren con otras previamente existentes. Por lo común, las demencias subcorticales aparecen en pacientes que padecen enfermedades degenerativas previas, tales como la corea de Huntington, la parálisis supranuclear progresiva o la enfermedad de Parkinson. Produce alteración de los movimientos, bradicinesia (esto es: movimientos más lentos de lo normal), o movimientos anormales en general, entre otros síntomas. Se producen alteraciones en el estado mental y el comportamiento y frecuentes caídas.
- Demencias por cuerpos de Lewy. Originadas por la acumulación de proteínas en cuerpos microscópicos cuyo comportamiento es similar al de los ovillos proteínicos del Alzheimer. Se trata de una patología degenerativa caracterizada por la alerta fluctuante (es decir, los desniveles o discontinuidades en el estado de alerta o de vigilia del sujeto), las alucinaciones (y también no visuales, o delirios sistematizados). Tiende además a entreverarse de parkinsonismo, así como de síncopes, desmayos y caídas repentinas. Aunque la bradicinesia y la rigidez abundan en esta dolencia, sin embargo el temblor en reposo es infrecuente.
- Demencias vasculares. Son los tipos de demencias en personas ancianas generalmente producidos por isquemias (pequeños infartos cerebrales) y otros accidentes cerebrovasculares. Comienzan de forma brusca y luego son más graduales en su desarrollo.
- Demencias secundarias. Son trastornos que generalmente vienen producidos por factores como la polifarmacia (uso de fármacos diversos en la medicación), enfermedades previas del sistema nervioso central, o problemas de las tiroides, déficit de vitamina B12, etc.
- Además, también suelen aparecer demencias como enfermedades intercurrentes en la enfermedad de Parkinson idiopática.
Factores de riesgo
Además de la edad, antecedentes familiares o padecer síndrome de Down (factores que contribuyen a la demencia y no se pueden alterar), existen otros factores que es posible controlar para poder minimizar sus efectos, como son:
- Alimentación saludable y ejercicio: la falta de ejercicio físico y una dieta no saludable agravan el riesgo de padecer demencia.
- Consumo de alcohol y tabaco en exceso.
- Problemas cardiovasculares
- Diabetes: sobre todo, mal controlada, eleva el riesgo de padecerla.
- Depresión: sobre todo en la tercera edad, agrava el desarrollo de la enfermedad.
La demencia senil no sólo afecta a la capacidad neurológica, sino que son otros muchos sistemas del organismo los que se ven afectados. Si una persona opta por no comer, o se le olvida tragar o masticar, puede llegar a un estado de malnutrición. Lo mismo ocurre a la hora de realizar tareas básicas de higiene personal, por ejemplo, a medida que la enfermedad avanza, simples gestos como lavarse los dientes o peinarse no podrás hacerlo de forma independiente.
En otros casos, y cuando la enfermedad se encuentra en los primeros estadios, ciertas actividades comunes como pueden ser cocinar, conducir o andar solos por la calle, se convierten en actividades de alto riesgo, por lo que es necesario estén acompañados en todo momento y dejar de hacerlas.
Como podemos ver, la demencia en ancianos adopta múltiples formas, y la mejor forma de combatirla es mediante un ejercicio activo y saludable: actividad física e intelectual, actividad social, y una dieta sana y equilibrada. Además, es fundamental que las facultades cognitivas, entre ellas la memoria, se ejerciten diariamente para prevenir estos síndromes o, en su caso, retrasar su avance.
Los tipos de demencias en ancianos son la manifestación de problemas de salud muy presentes en la tercera edad, por lo que es importante que nos familiaricemos con ellas. Lidiar con un enfermo de este tipo requiere de mucha paciencia y energía, ya que la persona que la cuida debe estar preparada para estar tratar no sólo su cambio de carácter, sino sus limitadas funciones que ve como se pierden progresivamente.