Beneficios del ejercicio físico en personas mayores

El ejercicio físico en personas mayores es algo tan sano como necesario a edades avanzadas para mantener una buena salud y un adecuado tren de vida. Y no solamente reporta grandes beneficios a la salud de la persona anciana, sino que también contribuye decisivamente a prevenir problemas y trastornos de salud que pueden sobrevenir mucho más fácilmente con la inactividad física.

Contra la creencia tan perniciosa como extendida de que la tercera edad es el momento de retirarse de la vida sin más, y de que, por ello, tanto el ejercicio físico como todo tipo de proyectos están de más, debe establecerse la idea diametralmente opuesta: la ancianidad es también un momento en que se puede y se debe disfrutar de la vida.

Y es que la vida está para vivirla, a todas las edades. Retirarse a la apatía, la inacción y la abulia tan sólo pueden suponer un proceso muy perjudicial para la persona que ha tomado tan discutible resolución.

En la tercera edad, se producen varios factores que afectan de una forma u otra a persona y que se deben contrarrestan con unos hábitos activos y saludables. Llegan los años en los que se produce la jubilación, la pérdida del cónyuge, los hijos son independientes, enfermedades asociadas al envejecimiento, asimilación de la dependencia…

Factores que veremos a continuación de manera más detallada, a través de los cuales entenderemos que es esencial lograr una vejez tranquila, saludable y feliz.

Cambios importantes que afectan en la vejez

  • La jubilación: Supone el momento clave en que se pasa de una vida laboral y profesional activa a la inactividad en ese ámbito, un gran y determinante peso en sus vidas. Tal tránsito puede llegar a resultar traumático y generar abundantes episodios depresivos y ansiosos.
    Sólo continuar con una vida que albergue proyectos e inquietudes puede frenar las consecuencias nefastas para la salud, que suele conllevar la apatía prolongada.
  • Los cambios fisiológicos y somáticos: Llegados a esta etapa, se van produciendo cambios cada vez más acusados en el organismo, y esto a veces puede producir algún desconcierto. La mejor forma de mantener el cuerpo a tono es proporcionarle cierta actividad física periódica.
    El ejercicio físico ayuda a mantener los músculos y articulaciones en buen estado, mejora la circulación o previene ciertas enfermedades cardiovasculares, de lo contrario, pueden darse atrofias musculares, enfermedades crónicas y otras secuelas indeseables.
  • Pérdida de seres queridos y amistades del mismo espectro de edad: contrarrestar los golpes de la vida pueden acarrear consecuencias graves como depresión o ansiedad. Momentos dolorosos que, probablemente, les tocará revivir en más ocasiones. La pérdida de seres queridos tiene un impacto emocional mayor a ciertas edades, donde se debe cuidar el aspecto emocional del afectado.
  • Dificultad para realizar las tareas del día a día: la pérdida de autonomía va apareciendo a medida que se cumplen años y es normal que las personas mayores vayan perdiendo capacidades básicas diarias como puede ser comer, salir a la compra e incluso asearse. En este sentido, la progresiva pérdida de memoria, de visión, incluso dificultades en el lenguaje y su expresión corporal, les lleva a necesitar la ayuda de un familiar o cuidador para paliar su falta de independencia.
  • Ser consciente de su dependencia: como hemos señalado en el apartado anterior, la pérdida de capacidades y habilidades básicas impide a los mayores poder valerse por sí mismos y es necesario contar con el apoyo de un cuidador.
    Al principio, esta situación, es difícil de aceptar y en la que se ven implicadas muchas emociones y salpica a la autoestima del dependiente.
    Es fundamental hacerle partícipe, en la medida de lo posible, de aquellas cosas que pueda hacer con mínima ayuda y apoyarle en el duro trance de estos cambios, pues muchas veces se producen de manera brusca.

Beneficios del ejercicio físico en personas ancianas

La actividad física en la tercera edad ofrece muchos beneficios aparte de los meramente preventivos de enfermedades crónicas, trastornos físicos, etc. Entre tales beneficios, figuran:

  • Conserva la fuerza muscular, el equilibrio y flexibilidad. Las actividades de tipo anaeróbico desarrollan la fuerza y potencia de los músculos. Con todo ello, se evitan los procesos de oxidación y atrofia muscular, y se mantiene el cuerpo en forma. Además, se contrapesa un problema físico del envejecimiento como es la pérdida de fuerza muscular. Este tipo de ejercicios se recomiendan con una frecuencia de 2 o 3 días a la semana, en series de entre 8 y 12 repeticiones cada una. A su vez, las series habrán de incluir entre 8 y 10 grupos musculares.
    Por otro lado, las actividades de índole aeróbica consisten en ejercicios de mayor duración, más ligeros y menor intensidad, como el caminar o la natación. Se trata de ejercicios muy necesarios para una buena circulación sanguínea y para un buen funcionamiento cardiovascular y cerebrovascular.
  • Mejora la autoestima, disminuye el estrés y riesgo de depresión. No sólo en el aspecto somático, sino también en el psíquico y emocional, el ejercicio en ancianos es muy beneficioso, pues crea un mejor estado mental, un mejor humor, la autoestima, el estado de ánimo, etc.
  • Evita el aislamiento. Ayuda a socializar y establecer nuevas relaciones, dejando a un lado la temida soledad y sus consecuencias.
  • Estimula las conexiones neuronales. Ayuda a prevenir enfermedades como el alzhéimer o la demencia retrasando el envejecimiento del cerebro.

Tipos de ejercicios para personas mayores

A continuación, estos son cuatro tipos de ejercicios que pueden realizar las personas mayores según su estado físico. Ejercicios que pueden incluir en su rutina diaria para mejorar su calidad de vida.

  • Ejercicios de resistencia: o ejercicios de cardio, con los que se consigue mejorar aspectos como la respiración o la frecuencia cardíaca, beneficiosos para el corazón, los pulmones y el sistema circulatorio. En este grupo podemos realizar actividades como caminar, bailar, nadar, subir escaleras… son prácticas fáciles y sencillas para aquellas personas mayores que tengan una forma física normal.
  • Ejercicios de fuerza: están indicados para fortalecer los músculos, huesos y articulaciones, y dotar al cuerpo de mayor flexibilidad y autonomía. Desde ejercicios básicos y sencillos como realizar estiramientos con una banda elástica, sentadillas en casa o levantar pesas, hasta otros de mayor dificultad. Aquí dependerá lo que cada persona pueda hacer.
  • Ejercicios de equilibrio: las caídas son uno de los principales problemas cuando se llega a la edad anciana y gran parte de ello es por no poder mantener el equilibrio. Con actividades que lo fomenten como caminar en línea recta, hacer yoga o pilates, pueden ser óptimos para nuestros mayores.
  • Ejercicios de flexibilidad: estirar cada uno de los grupos de músculos y articulaciones, permitirá conseguir una mayor agilidad y facitar los movimientos del cuerpo. De manera diaria, es imprescindible realizar pequeños estiramientos de las diferentes partes del cuerpo, así conseguiremos estar más agiles. Con el paso del tiempo, si no ejercitamos nuestro cuerpo, se va perdiendo la movilidad.

El ejercicio físico en personas mayores es una buena forma de habituarse a un tren de vida de envejecimiento activo y saludable, y nos ayudará a poder seguir disfrutando de la vida en edades avanzadas. Las personas mayores de 65 años deben incluir en sus rutinas diarias un tiempo para el ejercicio físico donde trabajen todos los aspectos que hemos señalado anteriormente. Ejemplos sencillos, como usar las escaleras en vez del ascensor, pasear a diario o realizar algún tipo de estiramiento mientras está viendo la televisión, son una buena forma de habituarnos a practicar actividad física a diario.