Alzheimer

El cuidado de mayores con Alzhéimer ha adquirido una gran importancia en las últimas décadas, pues esta patología se ha convertido en la principal de todas las demencias seniles en la actualidad. En una época en que la población de países como España ha envejecido considerablemente (se prevé que para el 2050 seríamos el país demográficamente más envejecido del planeta), las patologías propias de la tercera edad constituyen un problema de gran envergadura y seriedad.

El Alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa que consiste en la formación de ovillos de proteínas en torno, sobre y en el interior de las neuronas, lo que va bloqueando y neutralizando la actividad de estas. Las proteínas van multiplicándose en gran cantidad, y por lo tanto de forma excesiva y anómala. Ello va produciendo daños graduales y cada vez más considerables en la actividad cerebral de la persona afectada.

Tales razones provocan el que esta dolencia cause episodios difíciles en la convivencia, el cuidado y el día a día entre las personas, por lo que es muy necesario tener en cuenta y llevar a la práctica los consejos para poder cuidar a personas mayores con Alzheimer procurando minimizar los daños y trastornos en la relación interpersonal, o haciendo mucho más llevadera la cotidianeidad de estos cuidados, tanto para la persona afectada como para nosotros mismos.

Esta enfermedad va evolucionando en varias fases, que se clasifican básicamente en tres:

  • Etapa leve. Pérdidas pequeñas de memoria y leves cambios en la personalidad del enfermo. Las pérdidas mnemónicas son fundamentalmente a corto plazo, y afectan a hechos recientes, personas poco conocidas, etc. Muchas veces ya no se pueden resolver problemas matemáticos sencillos, y se pierden las capacidades de planear y organizar. Algo tan sencillo como elaborar la lista de la compra se hace más dificultoso o incluso imposible.
  • Etapa moderada. La pérdida de memoria y la confusión mental se hacen más flagrantes y evidentes. Lo mismo sucede con las capacidades de organización y planificación. En esta etapa, el enfermo puede experimentar dificultades a la hora de reconocer a personas a las que conoce bien desde hace años, como sus familiares y amigos. También muchas veces se pierde la noción del tiempo y del espacio en que la persona se halla. Otras cosas que pueden suceder es que el enfermo comience a deambular sin rumbo fijo alejándose de su casa y de su entorno familiar, o que la persona comience a insultar o agredir a otros sin causa aparente, por accesos de violencia que parecen gratuitos pero que en realidad se deben a la senilidad.
  • Etapa severa. Es la última etapa, que concluye con el fallecimiento de la persona afectada. Consiste en que la persona afectada ya no puede realizar sus actividades diarias y cotidianas por sí sola, y en que a menudo incluso ya le resulta imposible caminar y mantenerse erguida sin ayuda de otros. Frecuentemente ya no reconocen a sus familiares, y también pueden presentar dificultades para tragar la comida, o directamente negarse a comer.

Cómo cuidar a un enfermo de alzhéimer

Esta enfermedad implica una serie de dificultades serias por la pérdida de facultades y habilidades por el enfermo, y por las alteraciones que las acompañan. Así pues, el cuidado de mayores con alzhéimer debe tener presentes tales pérdidas y alteraciones, y saber enfrentar cada una de ellas con acierto:

  • Pérdida de las habilidades comunicativas y confusión con el lenguaje, Comunicarse con una persona afectada por el Alzhéimer puede hacerse ciertamente complicado. Para enfrentar esto, es necesario establecer un contacto visual con la persona, y ser cuidadoso con el tono y el volumen con que se habla y con el lenguaje corporal. También es recomendable entablar una conversación en que la persona afectada pueda participar activamente. Asimismo es aconsejable emplear métodos paralingüísticos como tocar a la persona para poder guiarla. Si la comunicación se hace demasiado complicada o crea problemas y conflictos, es lo idóneo distraer a la persona enferma con actividades entretenidas, como por ejemplo dar un paseo por el barrio. Gradualmente, la persona afectada por esta patología va perdiendo la capacidad de aprender cosas nuevas, así como de tomar decisiones en su vida diaria. Finalmente, irá perdiendo la memoria a largo plazo. Es preciso que tengamos muy presentes estos procesos y su avance a la hora de tratar con la persona con Alzheimer.
  • Alteraciones de la personalidad y la conducta. Aquí es preciso dar tiempo a la persona para expresarse, y también mantener las cosas en la mayor simplicidad posible: así, por ejemplo, no expresar varias ideas a la vez. También es indispensable mantener una rutina en el día a día para que el enfermo pueda predecir las cosas en la medida de lo posible. Los cambios de conducta de la persona que padece esta tipología varían en sus plazos, en sus manifestaciones en el tiempo, dependiendo de cada tipo de persona y de sus condiciones físicas, psíquicas y neurológicas. Hemos de tener en cuenta que tales cambios conductuales no son, en absoluto, deliberados, sino mero fruto de la enfermedad.
  • Pérdida de la noción del tiempo y del espacio, pérdidas y alteraciones de la memoria. Aquí es necesario señalizar con carteles fácilmente legibles todas las habitaciones de la casa, así como los tarros de la cocina y los cajones. Es necesario recordarle más las cosas a la persona, y dejar siempre sus objetos personales en el mismo sitio.
  • Cambios emocionales y anímicos. La persona afectada por esta patología neurodegenerativa es más retraída, menos expresiva, más lacónica y con menor capacidad para controlar su propio estado anímico y sus emociones. Las rápidas variaciones hacen más dificultoso todo pronóstico sólido y estable. Con el paso del tiempo, dejará de reaccionar visiblemente ante el entorno. Es fundamental que tengamos en cuenta la evolución psíquico-emocional de una persona con Alzheimer a la hora de relacionarnos diariamente con ella.
  • Cambios en las capacidades físicas. También el estado físico del enfermo se ve alterado, por lo que habremos de ayudar y asistir cada vez más al enfermo a la hora de desplazarse y realizar todo tipo de tareas básicas.

Beneficios de la asistencia domiciliaria a enfermos de alzhéimer

Un cuidador profesional especializado que pueda asistir a la persona enferma es una pieza clave en este proceso, y sus beneficios son evidentes, pues la persona afectada por esta patología necesita constantes cuidados, sobre todo a partir de la fase moderada de la enfermedad.

Cuidar a un enfermo de alzhéimer es una tarea complicada que incluye un gran sacrificio para el cuidador/a a diario, pues en todo momento necesitará estar atendido. Desde la realización de sus actividades básicas personales como son la higiene o la ingesta de comidas, hasta proporcionarles un seguimiento ante posibles complicaciones.

Disponer de una profesional a domicilio que se encargue de estas y otras tareas, ayuda al bienestar del enfermo y a mejorar su calidad de vida que, poco a poco, se irá deteriorando como consecuencia de la enfermedad. Un entorno óptimo que le ayude será una gran medicina para su salud, tan deteriorada a medida que avanza el alzheimer.

En mSoluciona Jaén sabemos que el cuidado de mayores con Alzhéimer es una actividad muy delicada que ha de llevarse a cabo con paciencia, empatía y meticulosidad, por lo que requiere de la ayuda de profesionales capacitados. Personas que se han formado en el ámbito de la salud y con experiencia contrastada en el cuidado de personas con estas características.

Las personas cuidadoras deben desempeñar un papel muy importante y deben dar importancia, también, a su autocuidado. Estar a cargo de un enfermo con algún tipo de demencia puede llegar a mermar el estado anímico de quienes lo cuidan, por lo que deben prestar atención a sí mismos.

Lo que conocemos como el síndrome del cuidador quemado, es más común de lo que nos parece, pues, el bienestar de la persona cuidadora influye en la calidad de las atenciones que le debe prestar al enfermo dependiente y es primordial que entienda que debe cuidarse a nivel físico, síquico y emocional.

Algunos consejos que pueden seguir estos cuidadores serán:

  • Destinar tiempo de ocio y tiempo libre a ellos.
  • Dormir y descansar lo necesario ya que, la falta de sueño puede provocar déficit de atención, irritabilidad, somnolencia …
  • Realizar algún tipo de actividad física que ayuda a combatir la depresión y ansiedad, además de relajar cuerpo y mente.
  • Visitar y dedicar tiempo a los amigos y las amistades, compartir momentos, risas y confidencias ayuda a mantenernos felices y de mejor humor.
  • Consultar a un profesional para que pueda evaluar su estado y ayudar a superarlo mediante terapia o tratamiento.