La artrosis es un problema óseo y articular presente con gran frecuencia en personas de la tercera edad y que causa no pocos malestares. Sin embargo, tal problema puede y debe ser combatido con una terapia adecuada. Aunque la progresión de la artrosis proseguirá, si es posible suavizar y ralentizar los síntomas, la degeneración de los cartílagos y las molestias de esta dolencia; de tal manera que se aumente considerablemente la calidad de vida de la persona afectada.
La artrosis suele afectar a rodillas, caderas, columna vertebral y manos en mayor medida, aunque puede aparecer en cualquier articulación del cuerpo. Estas articulaciones se encargan de recubrir los extremos óseos para que no roce un hueso con otro, sirven de amortiguación por lo que sufren desgaste a lo largo del tiempo, produciéndose fricción entre esos extremos.
A veces, existe confusión entre lo que es la artrosis y la artritis, pues la primera se trata de una enfermedad degenerativa que afecta al cartílago, mientras que la artritis afecta al tejido interno que recubre la articulación y puede tratarse con medicamentos y remitir el dolor. Ambas tienen más prevalencia en mujeres que hombres.
Prevenir la artrosis es entonces una de las principales actuaciones que se deben llevar a cabo para que no aparezca en edades más avanzadas. Así, podemos ver algunos factores que afectan y que se puede tener en cuenta para combatir la enfermedad.
Consejos para combatir la artrosis
- Combatir o evitar toda forma de sobrepeso. Este es uno de los factores desencadenantes más habituales de la artrosis, pues el peso excesivo sobre las articulaciones contribuye sobremanera a desgastarlas. Asimismo, el sobrepeso padecido por la persona ya artrósica ha de ser reducido para aliviar el dolor de las articulaciones afectadas.
- No es recomendable repetir movimientos ni usar o ejercitar en exceso las articulaciones artrósicas. Así, por ejemplo, los pacientes con artrosis de rodilla deberían evitar subir escaleras. Esto no quiere decir que haya que dejar de hacer ejercicio físico, pero si adaptarlo realizando aquellas actividades menos dañinas para las articulaciones y que no produzcan impacto. Por ejemplo, es recomendable montar en bicicleta, caminar o natación que, además de fortalecer la musculatura.
Se debe realizar ejercicio físico de manera individualizada y en función de las necesidades y de las condiciones específicas en que se halle cada paciente. - Es fundamental mantener una higiene postural, y no permanecer demasiado tiempo de pie ni sentado con las piernas flexionadas si son las extremidades inferiores las que se hallan afectadas por este mal.
- Calzado adecuado: cuando se sufre de artrosis en las extremidades inferiores, el uso de un calzado adecuado que tenga una suela gruesa para absorber el impacto al caminar es muy recomendable. Por el contrario, no es beneficioso utilizar zapatos de tacón.
- Calor y frío: aplicar calor y frío en las zonas afectadas cuando exista dolor, ayuda a mitigar este. Los baños de calor relajan la musculatura y mejoran el dolor.
- Los días en los que se tenga dolor agudo, es conveniente guardar reposo durante 2 ó 3 días.
Además, es necesario emplear fármacos en el tratamiento de la artrosis y aliviar los dolores que produce. De esta forma podemos hacerlo mediante:
- Analgésicos, para amortiguar y suavizar el dolor y las molestias ocasionadas por esta dolencia articular. El más empleado y recomendado es precisamente uno de los más comunes y menos costosos: el paracetamol.
- Antinflamatorios, otro fármaco de capital importancia para combatir esta dolencia, puesto que el roce de los huesos de la articulación entre sí por la degeneración cartilaginosa produce que estos se rocen entre sí y la articulación se inflame, lo que agudiza el dolor. Por tanto, este tipo de medicamentos son muy aconsejables e imprescindibles para la terapia contra la artrosis. Son eficaces los antiinflamatorios no esteroideos, tales como los diclofenaco, el naproxeno, o el más célebre de todos: el ibuprofeno. En determinados casos han de emplearse analgésicos más fuertes de tipo opiáceo: hidromorfona, tramadol, hidrocodona, etc. Ello sólo para casos en que el dolor sea especialmente fuerte y los analgésicos convencionales no puedan surtir el suficiente efecto.
- SYSADOAS o condroprotectores. Estos fármacos se fabrican especialmente para la protección de las zonas articulares y cartilaginosas. SYSADOAS son las siglas inglesas de symtomatic slow action drugs for osteoarthritis (fármacos de acción sintomática lenta para osteoartritis). Se trata de un medicamento definido por su acción lenta, cuyos efectos beneficiosos son percibidos por el paciente semanas después de haber iniciado la terapia. Dado que los acartílagos no tienen vasos sanguíneos, estos fármacos llegan al torrente de la sangre y de ahí a la articulación afectada a través del líquido sinovial (fluido viscoso que se encuentra en las articulaciones), la membrana sinovial (capa de tejido conjuntivo que es un verdadero pegamento natural de las articulaciones y que produce el líquido sinovial) y el hueso subcondral (zona blanda de los huesos que se halla entre el cartílago y la médula ósea).
- Inyección de corticoides, en lo que se conoce como terapia intraarticular. Esta ha de ser ocasional para no terminar resultando contraproducente para la salud del artrósico.